AMOR PLATÓNICO DE VERANO
Me enamoré al ver su foto en la prensa. Jamás lo había visto antes, ni
sabía que era una persona pública e importante. Tanto, que ese era precisamente
el motivo de aquel reportaje que leí de él en periódico.
Sería su cargo, su uniforme, o la fuerza de unos ojos que atravesaron la
tinta del papel, hasta clavarse en algún lugar de mi ser, desde donde ya no han
dejado de conmoverme.
Curiosamente, al poco tiempo de leer aquel artículo, fui invitada a un
evento que él mismo organizaba. Y allí cuajó mi amor platónico.
Le oí dar un discurso, le vi compartir risas entre los ilustres invitados, y
hasta fui testigo de su “savoir faire”, cuando un mago le puso en aprietos, mientras él le ayudaba a sacar adelante un juego de magia.
Después, se perdió entre la multitud, y yo seguí disfrutando de la velada
con mis amigas. Bailamos y reímos, hasta que los tacones pudieron más que
nuestras ganas de seguir la fiesta. Y le perdí la pista, hasta que uno de estos
días por tristes razones, lo volví a ver pero esta vez en la televisión.
Y pensé, ¿Por qué no dedicarle a él, este relato sobre amores de verano?
Me gustan más los amores que se tocan, que se hablan y que a veces, llegan
a reconocerse a través de sus emociones, más que de sus razones.
Pero los amores platónicos, como el mío, no pueden hacerlo. Yo lo haría
ahora mismo si pudiera, pero no tengo forma humana de conectar con él. Su
posición es delicada y por tanto, está completamente blindado de posibles
interacciones de cualquier tipo, que no sean seguras…. Imagino.
Pero quizás en eso resida el encanto de un “amor platónico”, en no
revelarse nunca y permanecer oculto y en silencio, para seguir alimentando las
fantasías románticas y un tanto naifs, de quién como yo, siente una atracción
inexplicable hacia este hombre, un completo desconocido, del que solo conoceré
lo que la prensa y los medios me cuenten.
Pero nunca llegaré a sentir, que emociones y sentimientos se ocultan con
fiereza, detrás de esa mirada tan potente y sagaz, que guarda el secreto de “mi
amor platónico”.
Margarita Basi.
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