sábado, 19 de agosto de 2017






         AMOR PLATÓNICO DE VERANO


Me enamoré al ver su foto en la prensa. Jamás lo había visto antes, ni sabía que era una persona pública e importante. Tanto, que ese era precisamente el motivo de aquel reportaje que leí de él en periódico. 
Sería su cargo, su uniforme, o la fuerza de unos ojos que atravesaron la tinta del papel, hasta clavarse en algún lugar de mi ser, desde donde ya no han dejado de conmoverme.

Curiosamente, al poco tiempo de leer aquel artículo, fui invitada a un evento que él mismo organizaba. Y allí cuajó mi amor platónico.
Le oí dar un discurso, le vi compartir risas entre los ilustres invitados, y hasta fui testigo de su “savoir faire”, cuando un mago le puso en aprietos, mientras él le ayudaba a sacar adelante un juego de magia.
Después, se perdió entre la multitud, y yo seguí disfrutando de la velada con mis amigas. Bailamos y reímos, hasta que los tacones pudieron más que nuestras ganas de seguir la fiesta. Y le perdí la pista, hasta que uno de estos días por tristes razones, lo volví a ver pero esta vez en la televisión.
Y pensé, ¿Por qué no dedicarle a él, este relato sobre amores de verano?

Me gustan más los amores que se tocan, que se hablan y que a veces, llegan a reconocerse a través de sus emociones, más que de sus razones.
Pero los amores platónicos, como el mío, no pueden hacerlo. Yo lo haría ahora mismo si pudiera, pero no tengo forma humana de conectar con él. Su posición es delicada y por tanto, está completamente blindado de posibles interacciones de cualquier tipo, que no sean seguras…. Imagino.
Pero quizás en eso resida el encanto de un “amor platónico”, en no revelarse nunca y permanecer oculto y en silencio, para seguir alimentando las fantasías románticas y un tanto naifs, de quién como yo, siente una atracción inexplicable hacia este hombre, un completo desconocido, del que solo conoceré lo que la prensa y los medios me cuenten.
Pero nunca llegaré a sentir, que emociones y sentimientos se ocultan con fiereza, detrás de esa mirada tan potente y sagaz, que guarda el secreto de “mi amor platónico”.


Margarita Basi.

  

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