miércoles, 8 de octubre de 2014

Bienvenido a mi blog



Os adelanto un pequeño fragmento de mi segunda novela:


 Yo Amazona

que aparecerá en versión digital y papel en breve: 


Hemos creado en la mayoría de hombres, una necesidad perversa y antinatura de deseo de crianza y protección que no es propia del varón. La sociedad les ha hecho creer que tienen unos deberes naturales y biológicos sobre su hijo que hacen que los padres se los lleguen a creer y se sientan culpables, presionados y malas personas cuando su naturaleza les impulsa a saltarse algunas de esas tareas o responsabilidades. Pero cuando ya todo se desmorona y llega el trauma y dolor de verdad, es cuando el padre se separa de la madre y abandona la casa familiar, quedando al amparo y a merced de las decisiones, muchas veces perversas y maliciosas, de una mujer rabiosa, que algunas veces se venga del dolor de esa separación de formas tan crueles como; poniendo en contra a los hijos con el padre, envenenando las dulces y tiernas mentes infantiles con cuentos y mentiras devastadoras, más para los hijos que para el propio padre, o simplemente impidiendo al progenitor el disfrute de su hijo, todas las veces que éste lo desee, como sería lo habitual.
Es muy importante el papel que juegan los hombres en el núcleo familiar. Un hijo debería saber quién es su padre y si es posible, tener una relación constante y referencial con él.
Ciertamente existen algunos hombres, cuya naturaleza es más sensible y femenina, (para nada confundir con la homosexualidad) y por tanto son hombres que para sentirse construidos y realizados consigo mismos, necesitan establecer una estrecha relación con sus hijos. A ellos les convendría cuidar más aun a quién eligen como madre de su prole, pues les costará mucho romper el vínculo con su pareja y madre de sus hijos y si lo hacen sufrirán muchísimo.

Sin embargo no siempre es así, la mayoría de hombres tienen muchas cualidades pero la maternal no es precisamente la más desarrollada. Estos hombres aman inmensamente a sus hijos pero  no sienten ganas o necesidad visceral  de cambiarles los pañales, curar sus leves heridas, advertirles periódicamente  de los peligros o consecuencias de sus actos, de vigilarles en sus juegos, en su aprendizaje, en sus sueños…. Y tantas cosas que las madres hacemos por puro instinto, la mayoría de veces y ellos hacen por obligación.   
A continuación doy algunas de las razones principales que  según mi opinión, han favorecido y desarrollado un falso sentimiento maternal en el hombre, al que yo llamo: "Hombre maternalizado" y son las siguientes...... 

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