martes, 22 de noviembre de 2016




                              SEXUALIDAD FEMENINA

                                           PARTE I


La forma en que una mujer expresa y siente su sexualidad, es una parte esencial y muy ilustrativa de como vive su propia identidad.
Ya expliqué anteriormente, como para una mujer es mucho más complicado que para un hombre, conocer y sentir su innata identidad así como ir construyéndola a lo largo de su vida, ya que el entorno en el que ella habita es totalmente masculino y patriarcal.

La sexualidad femenina está aún muy lejos de expresar todo su potencial, porque ésta sigue en muchos casos, anteponiendo esa fuerza visceral e instintiva, a los deseos de un hombre y a los intereses de su propia supervivencia y/o mejora de su calidad de vida. Antes que utilizar su sexualidad, tan solo como expresión de su creativo erotismo y disfrute físico y emocional con el que conmover su espiritu.

Aunque creamos que hoy día en el primer mundo, la sexualidad femenina ya no se utiliza como moneda de cambio,  (cosa que ocurre y entre mujeres aparentemente liberadas e independientes). Lo cierto es que tampoco expresa el ideal femenino.

Conviven indistintamente dos actitudes sexuales entre las féminas. Aquellas que expresan su sexualidad para mostrar su interés, agrado, fidelidad y agradecimiento a un hombre. Y aquellas que utilizan su sexualidad tan solo como puro desahogo físico y mental.

Unas son más sumisas y otras más agresivas. Pero ninguna de ellas logra así, mostrar todo su potencial sexual y sobre todo, sentirse después satisfecha.
Lo cierto es que la mayoría de las mujeres, siguen siendo muy influenciables e inseguras ante su sexualidad. Porque mantienen un fuerte apego emocional y hasta físico hacia el hombre, haciéndolas muy dependientes y vulnerables a lo que ellos piensen de ellas, y de su forma de manifestar su sexualidad.   

La cultura patriarcal y religiosa durante miles de años instaurada en nuestra civilización, ha sido decisiva a la hora de reprimir los impulsos sexuales femeninos para acotarlos, refrenarlos y encerrarlos en la esfera privada e íntima del hogar y el matrimonio.
Aludiendo que, cualquier mujer que expresara su sexualidad fuera de ese contexto, no solo sería repudiada por su marido y sociedad, sino que además perdería su estatus económico y no volvería a ver a sus hijos.  
Esta aberración y maltrato a la mujer y a su libertad sexual ha existido en nuestra civilizada sociedad, hasta hace bien poco.Y continúa ocurriendo, en paises donde la religión sigue siendo el máximo poder político y social.

¿Cómo entonces puede la mujer desplegar plenamente su abanico sexual, siendo al tiempo coherente y leal con sus valores genuinamente femeninos, y dejar de verse influenciada por el modelo masculino que ha adquirido, por ser éste el único referente que existe en la actualidad?  

RENUNCIANDO.

1- Destruyendo la creencia de que debe aparentar un modelo sexual femenino, que tan solo beneficia o agrada al hombre y no a ella.

2- Reconocer su apego a ese modelo masculino. Y darse cuenta de una vez, que puede albergar sentiminetos amorosos hacia un hombre, sin que por ello tenga que poner en sus manos, gran parte de sus aspiraciones, vocación, vivienda, autonomía económica y el futuro de sus hijos. Porque mantiene la falsa idea patriarcal, de que sin un hombre a su lado ella no podría nunca acceder a la misma calidad de vida y estatus que tendría sin él.

¿A caso existe una única manera de vivir y desarrollarse como ser humano y mujer, que es la de unirse a un hombre y seguir haciéndolo con otros, con la esperanza de dar con el definitivo ( que o no existe, o te llaga ya pasada la menopausia...)?
Y mientras en ese periplo, vamos arrastrando nuestros sueños, hijos, profesión, hogares, economías.... Hacia una existencia estresante y compleja, que añade más tensión si cabe a la ya difícil convivencia, dotando a la pareja de un exceso inhumano de responsabilidad, agotamiento y malvivir, que no es de extrañar que ésta acabe rompiéndose tarde o temprano, en mil pedazos de desamor.

3- Reconstruir sus relaciones afectivas y amistosas con sus "hermanas", las demás mujeres.
La mujer solo es verdadera amiga de otra fémina, si no ve en ella una rival sexual. Por ello las mejores y más importantes amistades para una mujer, son las que hace pasada la cincuentena.

Y esto es comprensible, pue se nos ha hecho creer que para sobrevivir o prosperar en el mundo patriarcal, no teníamos más opción que la de "pillar" al mejor macho: sano, economicamente solvente y socialmente bien adaptado. Muchos científicos o antropólogos dirán que esto es algo marcado en nuestro cerebro primitivo o reptiliano. Algo así como una llamada evolutiva para proteger la continuidad de la especie. Y estoy de acuerdo.

Pero también creo que se pueden explorar otras vías y seguir manteniendo la prosperidad de la especie, sin renunciar a ser quienes realmente somos.

Cuando la mujer se dé cuenta de que puede hacer dos cosas a la vez:
Amar, enamorarse y apasionarse con un hombre, manteniendo ese estado íntimo y casi sagrado apartado de la rutina y hábitos diarios, que acaban por socavar la magia de los sentimientos amorosos. 
Será libre y admirada por el hombre.

 
                                        FIN

Margarita Basi.

No hay comentarios:

Publicar un comentario