jueves, 24 de noviembre de 2016







                            SEXUALIDAD FEMENINA II

 

¿Cómo es realmente la sexualidad femenina? ¿Qué necesita expresar? ¿Que es lo que la motiva y enciende? ¿Hasta donde puede llegar?

La sexualidad femenina está unida intrínsecamente a su poder emocional y creativo. A su capacidad inagotable de dar placer y recibirlo. Esa es su única motivación y no necesita nada más para satisfacer esa pulsión.
Cuando la mujer ha recuperado y conectado con su auténtico centro de energía sexual, no suele practicar sexo impulsada por una fuerza aisiosa y a veces agresiva como suele hacerlo el hombre.
Éste biológicamente necesita centrarse en la consumación orgásmica  y seminal, que van unidas.
La sexualaidad femenina no tiene prisa, porque sabe que después del primer orgasmo vienen otros. Pero incluso si no llegan no los necesita, porque ella disfruta y se retroalimenta de su propio placer; el de expresar y sentir su propio poder sexual insondable e inagotable.
El hombre común no sabe o no quiere reconocer la infinitud del sexo femenino, pues de hacerlo, se sentiría en inferioridad de condiciones. Ya que por muy entrenado y joven que sea un hombre, tiene una limitada capacidad sexual. Y necesita un tiempo razonable para reemprender un nuevo encuentro sexual. 
Por esta razón, el hombre ha hecho creer a la mujer,que para tener una condición femenina y sexual sana, noble y digna, ésta se debe adaptar a la sexualidad masculina.
Respetando sus tiempos,vacíos o desenfrenos. Porque al hacerlo no solo la mujer devenía más femenina y deseable para él y para el mundo, sino que además estaba cumpliendo con su función biológica, emocional, sentimental y social: La de ser atractiva, deseable y respetable a los ojos de un hombre.  

Y esta creencia absurda y falsa, sigue marcando la vida de muchas féminas que, aunque aparentemente liberadas y con una sexualidad muy activa y compulsiva, mantienen reprimida una parte de su verdadero potencial sexual y con ello, de su autentica identidad femenina.

El hombre que es maduro, sensible y respetuoso a la honda y profunda capacidad sexual femenina, es capaz de reconocer esa fuerza disfrutando de ella sin más objetivo, que el de dejarse acariciar por la sensual, nutricia y reparadora creatividad sexual femenina.
Sin desear poseerla, utilizarla, marcarla o acotarla, para tan solo satisfacer su finita y previsible sexualidad, sino para regenerar su estresado, encapsulado y a veces egocéntrico ego masculino.  
Sin embargo, que pocas veces son las que puede darse un baile de estas características entre un hombre y una mujer al hacer el amor.

Y esto ocurre, porque ni ella suele conocer su verdadero potencial sexual, ni él ser lo suficientemente viril, como para dejar a un lado su frenesí por llegar al climax, y dejarse abrazar sin miedo por el potente erotismo de la diosa femenina, que toda mujer lleva en su interior.  

El hombre del S.XXI aún está lejos de entender, aceptar y sentir a la mujer como un ser potencialmente imprescindible, no solo para equilibrar su naturaleza excesivamente pragmática, racional, burocrática, legislativa, dominadora y agresiva. Sino también para tratarla y considerarla como un ser cargado de cualidades y rasgos necesarios y únicos, para el sostén y progreso de la humanidad. 
Y no arrinconar su capacidad compasiva, cuidadora, nutricia, generosa, intuitiva, practica y empatica, en los ámbitos menos destacados de la sociiedad civil, donde estos valores tanta falta harían.

Mientras el hombre no abandone su natural egocentrismo, ansia de poder y control de sus semejantes y naturaleza. El mundo seguirá muriendo y nosotros con él.

Mientras la mujer se resigne a aceptar su poder para reclamar su responsabilidad: abandonar los rancios privilegios machistas con los que sigue manteniendo una relación de sumisión y/o dependencia con el hombre. El mundo seguirá muriendo y nosotros con él.

Mientras hombres y mujeres no despierten de su zona de confoert mental, física y emocional, uniéndose en masa para reclamar y luchar si hace falta, para devolver a la humanidad su legado primigenio; de valores universales, humanistas, éticos y filosóficos.
La humanidad seguirá bagando como borregos o títeres, sin ser conscientes de sus propios derechos y deberes como seres humanos. Y el mundo morirá.

Cuando la humanidad sea educada en el conocimiento humanista y ético más que en el religioso, económico y competitivo materialista.

Cuando la mayor parte de la humanidad comprenda y sienta que de nada sirve mirar a otro lado, cuando parte de esa humanidad no tiene ni tendrá sus mismas oportunidades. Porque no han nacido en un territorio democrático en paz, sino en uno hostil y en guerra.
Porque son de una raza estigmatizada. Porque vivien en una situación de pobreza endémica, (la mayoría de veces propiciada por los paises ricos y democráticos). Porque arrastran enfermedades ya crónicas. Porque después de tantos años de miseria, han perdido la fe y la confianza en sí mismos, deteriorando seguramente su poder y capacidad de seguir luchando..... ¿Para qué?

Quizás entonces, sentiremos mayor compasión que juicio. Y eso hará que cambien nuestros valores y creencias curtidas en la antigua cultura judeo cristiana que proclama: "Te ganarás el pan con el sudor de tu frente".
Poco cristiana me parece a mi esta frase, cuando el pan, los recursos y el trabajo tal y como los entendemos, ya ha dejado de ser un bien alcanzable e inagotable. Ni hay ni habrá para todos. Y no   todos tenemos las mismas capacidades para conseguirlo.

Un nuevo horizonte y con él un desconocido paradigma se cierne sobre la humanidad. Creo que es responsabilidad tanto de hombres como de mujeres, dejar que los valores femeninos entren de una vez en escena. No para seguir siendo hombres con faldas y escote, sino para impregnar al mundo de unión femenina y visión global y solidaria, en el digno reparto de riqueza y recursos.

La sexualidad femenina da para mucho.....


Margarita Basi.
   

     
              

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