lunes, 22 de agosto de 2016

                     CUIDAR DEL AMOR


Si el sentimiento amoroso que brota entre una pareja de amantes, es de las experiencias más bellas de este mundo. ¿Porque casi siempre acabamos exponiendo ese "amor" a las rutinas, banalidades, y penurias que existen en nuestras vidas, en lugar de aislarlo, protegerlo y esconderlo de ellas, como el mayor de los tesoros?

Nuestra cultura y educación acaba imponiendo sus reglas, hasta en como y de que manera gestionamos nuestros sentimientos.

Hasta del amor, la sociedad debe sacar un rendimiento o un interés con el que contribuir al sostén del entramado patriarcal.

Si los amantes vivieran y sintieran libre y naturalmente su amor, lo harían apartándolo de los elementos que lo prolongan pero que a la vez lo asfixian: la convivencia y el compartir una misma economía familiar, con todas sus ventajas e inconvenientes. Cuando eso ocurre, entran en los amantes una serie de nuevas responsabilidades, expectativas e intereses, que dificilmente sus puros sentimientos podrán soportar.

Así es como lo que la mayoría de las parejas llaman amor, no es más que un acuerdo tácito, amistoso y comprometido, en el que sostener sus individuales proyectos de vida en uno solo.

Es evidente que para que eso ocurra, una de las partes tendrá que ceder algo o bastante de su inicial proyecto vital. 

Pero al engranaje social y a sus intereses, poco les importan los sentimientos de los amantes, por ello lanzan el falso mensaje de que el verdadero amor es aquel que se compromete a compartirlo todo; las angustias, enfermedades, dolor, pérdidas y también los pocos placeres que vendrán.... Sin embargo juntos, hipotecados hasta las cejas, el amor inicial crecerá y se hará mucho más fuerte.

Y así es, unen más ciertos intereses materiales que el puro amor sentimental. Pero ¿Acaso la autenticidad de un amor se basa más en cuanto tiempo lleva una pareja unida, o por el contrario, en la calidad de ese amor que nunca ha sido mancillado por otro interés que el de sentirse y amarse?   

Cuando uno ama de verdad no se sacrifica, porque ama.

Cuando uno ama de verdad, pide y ofrece libertad para ser y dejar que su amante sea ella-él mismo.

Cuando uno ama de verdad, no quiere poner ni que su amado-a pongan su vida en sus manos.

Cuando uno ama de verdad crea un micro mundo apartado del resto de la humanidad, a donde ir de vez en cuando con su amante.

Cuando uno ama de verdad, es vulnerable y es siempre sincero con su amado-a, y acepta la posibilidad que al hacerlo, no sea comprendido y éste lo rechace. 

Y sobre todo cuando uno ama de verdad, sabe y acepta la finitud de ese sentimiento y no trata de atarlo ni retenerlo con manipulaciones varias, con el fin de hacerlo eterno.

 

Visto así ¿Cuantas parejas se aman de verdad?......

 

Margarita Basi.

   

 

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