martes, 30 de agosto de 2016


     ¿TIENE LA FEMINIDAD LA MISMA AUTORIDAD  Y            PODER QUE EMANA LA MASCULINIDAD?

 

 Mientras continuo escribiendo mi ensayo sobre la identidad femenina, y como ésta se construye a través de sus distintas formas en el ser humano. Me pregunto porque lo masculino, sigue viéndose como un rasgo más poderoso e influyente que lo femenino, a la hora de calibrar el valor general de un individuo.

Eso es algo que evidentemente se trata de ocultar y disimular, sin embargo todos sabemos que a priori, el macho lo tiene todo más fácil que una fémina, en una sociedad patriarcal como la nuestra.

La sociedad patriarcal bebe de unos atributos y cualidades puramente masculinos como son: la fuerza física, la estrategia y análisis, la inteligencia espacial y matemática, la explotación natural, la productividad a destajo y la competitividad sin limites. Por alguna razón fueron los hombres y no las mujeres quienes crearon las bases de esta sociedad. 

Esos hombres, eruditos, terratenientes, aristocratas, etc... Consideraron que el hombre poseía tan solo por el hecho de haber nacido varón, dos privilegios:

Uno, ser considerado un ser racional, autónomo e independiente, por tanto una persona con derechos y deberes. Y dos, poseer unos rasgos y cualidades masculinas que automáticamente, le autorizaban y le otorgaban una serie de virtudes innatas que lo acercaban más a lo divino que a lo terrenal. 

Tales cualidades, unas genéticas y otras acordadas por aquellos que sostenian el poder y el conocimiento social más elevado y reputado, fueron instaurándose durante miles de años en las conciencias tanto masculinas como femeninas.

Hoy día aunque parezca que la mujer ha dejado de ser el objeto, la esclava o el florero en el mejor de los casos, de un hombre, seguimos arrastrando ancestrales creencias de incorpóreo anonimato femenino, y por tanto, de "invisibilidad humana" de ésta frente a su compañero el hombre. 

Y me he dado cuenta de ello, porque la sociedad reconoce los valores y cualidades femeninos casi siempre en el ámbito privado, doméstico, sentimental... Alabándolos cuando le conviene y ridiculizándolos cuando lo cree también oportuno.

Sin embargo los atributos masculinos, son para la sociedad el puntal y el bastión de nuestra civilización. Sin los cuales, este mundo tal cual lo conocemos no existiría.

Por lo tanto, y siguiendo la filosofía patriarcal más próxima a la productividad que al cuidado del ser, parece lógico pensar que una identidad masculina, posee tan solo por existir, la superioridad que le otorga el respaldo histórico y genético de miles de años de reconocimiento y evolución.

Las mujeres creemos que acumulamos igualmente estos atributos por el simple hecho de ser seres humanos, algo que debería bastar para poseer la misma autoridad y orgullo con el que ellos han vivido su masculinidad.

Sin embargo la realidad no es así, por mucho que nosotras evitemos a toda costa reconocerlo.

Demasiados años de desprecio hacia lo auténticamente femenino, y de admiración hacia el uso masculino de lo femenino, no son fáciles de borrar.  

la identidad femenina está llena de huecos y vacíos que tan solo una fémina puede llenar, con la ayuda de otras como ella. Esperar hacerlo uniéndose a hombres que la protejan, guien, cuiden y dirijan, es seguir faltándose al respeto y al de aquellas mujeres que dieron su vida por mantenerse firmes y orgullosas en un mundo masculino.

 

Margarita Basi.    

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