viernes, 18 de septiembre de 2015


                    LA CUÁNTICA DE LAS RELACIONES






PRIMERA PARTE

De la misma manera que necesitamos comer para vivir, deberíamos tragar y absorber con la misma devoción y placer, las emociones que llegan a nuestro estómago y los sentimientos que a veces devoran nuestro corazón.
Pero son aún muchas las personas que  se asustan por sentir pena, dolor, placer, amor, compasión, ira... Y cualquier emoción o sentimiento por puro miedo y hasta terror a perder el control y a sentirse vulnerable.    
Sin dolor no hay placer, sin hundimiento no hay renacimiento y sin sentimiento ni emoción no hay vida plena, sino una rutina llena de etiquetas y prejuicios totalmente predecible y confortable pero vacía. 
Estas personas viven desconectadas de sus emociones y sentimientos, que al fin y al cabo son los únicos que te conectan con tu verdadero ser y alma. Y han conseguido hundirlos en un fango espeso y maloliente que los mantiene a raya de su vida cotidiana. 
Ellos crees que son felices porque su inteligencia intelectual (suelen ser personas más racionales que emocionales), ha construido un mundo a su justa medida, lleno de pragmatismo, objetivismo, competitividad, materialismo, adicciones ( una muy común es,al trabajo) y prejuicios.
Estas personas no pueden entender que hay tantas formas de ser en ellos mismos, como sean las veces que se relacionen con otras personas.
Es decir quién vive fuera de sus emociones y dentro de su razón, no entienden ni aceptan, no solo su vulnerabilidad y emocionalidad, sino tampoco la de los demás y sobretodo, la fuerza cuántica y casi mágica que se ejerce entre dos o más personas, cuando liberan y comparten entre ellas todo su potencial humano. Haciendo que en ese encuentro ya nada sea como antes de compartir sus vivencias, porque ya serán distintos para siempre y así sucesivamente.  

Yo tengo siempre presente, que pertrechados en la rigidez y en la soberbia egocéntrica heredada del patriarcado rancio y desfasado ya hoy día, nunca podremos desarrollar todo nuestro potencial, así como no conseguiremos sobrevivir a esta nueva y futura sociedad, que tenderá cada vez más a poner a prueba y a llevar al límite a quienes no reconozcan de una vez, la cuántica de las relaciones.
Solo limpiando los traumas del pasado, los individuos y por tanto las sociedades podrán tender una mirada compasiva, solidaria y cooperante al resto de la humanidad. Porque los valores y discursos conquistadores, reduccionistas y en exceso competitivos ya no serán rentables ni seguros.

"Somos en gran parte, el resultado de la interacción de los demás en nosotros".
Si esto es así; ¿No deberíamos cuidar, proteger y respetar mucho más esas relaciones?

Margarita Basi 
   

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