lunes, 29 de junio de 2015



   LA HOMOFOBIA Y LA MASCULINIDAD PATRIARCAL.


Así como las mujeres en general, intentan imitar los valores masculinos como la competitividad, el liderazgo, la fuerza de decisión, la agresividad etc... En su camino hacia lo que creen su realización personal y femenina. Los hombres intentan, a través de acciones, ritos y actitudes, diferenciarse y alejarse al máximo, del modelo femenino  que para ellos es pasivo, dulce, protector y delicado....) , pero sobretodo distanciarse del modelo que para ellos podría interpretarse como homosexual. Ese es en realidad su gran miedo.   

Los hombres en ese intento y lucha por diferenciarse de lo femenino y homosexual, van perdiendo puestos y fuerza volviéndose o más agresivos o maternales, sumisos e inseguros.
Sin embargo el miedo a ser confundidos como homosexuales es igual de fuerte en ambos casos.
La misoginia y la homofobia  aunque persisten afortunadamente  han ido disminuyendo, ya que ambas eran el resultado más evidente de la respuesta masculina antigua y patriarcal, a la acción femenina.

Ahora existe un sentimiento de culpa masculino que debe ser ser restaurado ya que sino, la maternalización  y debilidad así como las puntas de agresividad y violencia masculina, seguirán siendo los modelos masculinos del futuro.
La razón por la que el hombre deviene homofobo o misogeno es que éste no ha aceptado su parte femenina: su "animus femenino".
Tan solo cuando el hombre reconozca su virilidad y masculinidad como un compendio de fuerza, valor, instinto protector ("animus masculino" ) junto con la  sensibilidad, la empatía, la emocionalidad y compasión, podrá llegar a ser un verdadero hombre y establecer sanas y buenas relaciones con otros hombres y sobre todo con las mujeres.

La homofobia parece ser la respuesta al mundo a convertirse o a conectar con el homosexual, o la pulsión reprimida de todo hombre a poder convertirse en homosexual. 
¿Porque ese miedo? Si el hombre aceptara sus rasgos femeninos como lo hace con los masculinos, dejaría de sentir no solo rechazo hacia quién es sexualmente diferente a él aun siendo hombre, sino que mejoraría su masculinidad haciéndose más atractivo a los ojos de las féminas y más respetable y viril hacia los de su mismo sexo.

Cuando un hombre se muestra frío o distante a acariciar a un niño, a abrazar a un anciano o a besar amistosamente a otro hombre, no lo hace porque no tenga esos sentimientos, sino por miedo a que le confundan con alguien que no es y teme ser: un homosexual.
Estos hombres dejan de mostrar cariño, caricias y contacto físico con sus propios hijos, relegando  estos sentimientos  en manos de sus madres, quienes deben soportar todo el peso de la crianza de sus hijos, volviéndose éstas en muchos casos duras y castradoras en su relación con sus hijos varones, pues deben hacer también de padres.
El resultado es evidente; los hijos varones crecerán con más posibilidades de desarrollar misoginia u homofobia porque verán en su madre ( figura femenina que asociarán siempre que se relaciones con una mujer) el símbolo de la negación del padre ( figura masculina en general).


Margarita Basi.          


                

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