martes, 27 de enero de 2015

     

                                 MIRAD A ESA MUJER                                                              



                   Mirad a esa mujer que camina suelta y soberana
                   Esa mujer no es de nadie; ni de su padre, ni de su
                   hermano, ni de su marido ni de su amante.

                   Esa mujer está sola pero es dueña de su vida.
                   Mirad a esa mujer como sonríe,
                   ¿Y porque sonríe?     
                   Porque es libre para estar sola.
                    

domingo, 25 de enero de 2015


                              MIENTRAS LOS HOMBRES INTENTAN
                    MANTENER LO QUE AUN LES QUEDA
                    DE SU IDENTIDAD MASCULINA......






1- Se esfuerzan y trabajan duro para compartir tareas y responsabilidades con sus compañeras mujeres, en un mundo laboral común.
En principio lo suelen llevar bien ya que la mayoría de las mujeres no suelen ocupar puestos o cargos superiores a los de ellos, a lo sumo de igual rango.
Sin embargo en los casos en los que el hombre tiene el mismo puesto que sus compañeras, éstos habrán de realizar un doble trabajo; el de ajustar su tendencia natural  paternalista, dogmática y a veces algo dominante, con el fin de mostrarse dóciles, afables, cooperadores y hasta serviles. Esto en sí mismo es bueno pero mantenerlo ocho horas al día durante cinco días a la semana, acaba desgastando la identidad masculina. 
En los casos en los que el hombre tiene un puesto de mayor posición y responsabilidad laboral que la mujer, también tendrá que ser cauteloso y preocuparse doblemente; primero en ser un "buen jefe" para todos y segundo no dar indicios de excesivo liderazgo y contundencia en sus alegatos a las mujeres que están por debajo de él, ya que dependiendo de la irascibilidad de alguna fémina, y solo en algunos casos, ésta podría hacerle algún reproche o incluso acusarle de acoso laboral.  
 
Por ello el hombre mantiene un continuo reajuste de su masculinidad casi inconsciente, con el que va poco a poco perdiendo parte de sus cualidades viriles, para poder adaptarse a este nuevo paradigma que es: "el hombre maternalizado". 
Evidentemente que en algún aspecto esto es positivo para todos, pues  dulcifica su carácter y aprende a expresar sus sentimientos a través del cuidado de los hijos. Sin embargo este acomodamiento no encuentra desahogo ni vía de escape apta, que le sirva al hombre para compensar ese tremendo esfuerzo y estrés, y así poder recomponer su identidad masculina. 
   
2- Mientras los hombres intentan mantener a flote su identidad, integrándose cada vez más en el mundo femenino no encuentran fácilmente el equilibrio necesario para mantener a la vez esa unión con lo femenino y con sus señas de identidad:
Al perder parte de sus valores viriles se sienten cada vez más débiles para reivindicarlos y recuperarlos. 
Es por ello que muchos hombres una vez casados o en pareja empiezan a perder a sus amigos de siempre, a dejar sus aficiones o deportes favoritos a un lado, aquellos que les desfogaban y restauraban física, emocional y anímicamente para volver al hogar llenos de energía viril positiva.
Incluso en casos dramáticos algunos hombres llegan a perder el sentido común más elemental, dejando que sus parejas influyan en decisiones tan trágicas como son alejarse o romper con sus propias familias.

3- Mientras los hombres intentan mantener a flote su identidad masculina, están descuidando valores y cualidades imprescindibles en el mantenimiento de su equilibrio personal como son: su parte humanista, solidaria y emocional porque siguen compitiendo por la mejor posición social y económica lo que les lleva a generar un bucle y circulo vicioso del que es muy difícil salir. 
Esta dependencia o adicción al poder, al trabajo, a estar ocupado y ser productivo como casi y único objetivo de vida, aumenta exponencial mente por cada mujer que sigue prefiriendo a un hombre más por su poder económico y social, que por su poder emocional y solidario.
Además el estrés del hombre proveedor se ve intensificado si cabe, por la sospecha e inseguridad de los verdaderos sentimientos que su pareja tiene hacia él. Eso mina no solo su relación afectiva sino que a la vez desvirtúa y convierte en más debilitada o agresiva su ya frágil masculinidad.
La consecuencia más terrible de ello es la violencia en las relaciones de pareja y/o paterno filiales. 
El hombre que siente miedo porque ve peligrar su estatus masculino: su reputación por una infidelidad, sus privilegios o comodidades por problemas económicos etc... Y no es responsable ni maduro, buscará  un objeto al que culpabilizar siendo casi siempre y paradójicamente sus "seres queridos" físicamente  más débiles quienes reciban los golpes.  

Dejo esta pregunta en el aire a mis lectores: 

¿Creéis que el modelo social, político, económico y familiar actual es propio de una sociedad justa, libre, solidaria y madura?
Y si es que no, 
¿Nos sentimos en parte responsables de ello pero miramos hacia otro lado dejando nuestras vidas en manos de quienes solo desean poder? 
Y si la respuesta es si.
Entonces no os quejéis ni critiquéis a vuestros gobernantes corruptos, ni a los adúlteros, ni a los calzonazos, ni a los mal tratadores, ni a los trepas, ni a las madres que abandonan a sus hijos, ni a las "caza fortunas", ni a las madres primerizas que vuelven al trabajo enseguida de haber parido, ni siquiera a los fanáticos terroristas vengan de donde vengan y defiendan las ideologías que defiendan. Porque TODOS hemos y estamos contribuyendo de alguna manera, mirando hacia otro lado, a mantener una sociedad así y de la que también nosotros somos responsables.           

sábado, 24 de enero de 2015





La vida es una continua búsqueda de equilibrio; equilibrio en nuestras vidas, en nuestras relaciones, en nuestros pensamientos y acciones....
No es posible estar en él mucho tiempo porque entonces seríamos perfectos y eso no es posible, al menos en este mundo. Por esta razón el ser humano, pasa toda su vida colgado de esa cuerda floja en la que como un equilibrista, se mueve y oscila entre antagonismos y dualidades continuas, a la espera de hallar unos momentos de sosiego, quietud y serenidad, en esta azarosa y complicada búsqueda de mesura, moderación y placer.

Si en un pasado no muy lejano mujeres y hombres habían encontrado un "falso equilibrio" en sus relaciones, porque cada uno tenia unos roles muy específicos y concretos en el ámbito profesional, de pareja y del hogar, haciendo que ninguno de ellos se entrometiera demasiado en el territorio del otro, posibilitando así un orden casi cartesiano que engrandecía el ego y la identidad masculina a costa de empequeñecer y desvirtuar la identidad y fuerza femenina. Ahora nos encontramos en otro "falso equilibrio", donde las mujeres han ganado una libertad, independencia y autonomía artificiales y ficticias. 
Evidentemente que si  comparamos la realidad femenina de antaño con la actual, no cabe más que sentirse orgullosos y felices por todo lo conseguido.
Las mujeres se han amoldado y aceptado las normas del mundo masculino y patriarcal sin demasiado rechistar (¿Cómo iban a hacerlo después de lo que en su historia han tenido que soportar?).
Y es por esta razón por la que aún no se dan cuenta, de que han de dar otro paso más hacia su verdadera liberación:desprenderse de su actitud contradictoria y vehemente con la que critican y juzgan lo masculino, al tiempo que lo imitan y plagian, perdiendo en esa absurda competición su autentica identidad y valores femeninos.

Las conciencias femeninas llevan en su interior el estigma de la sumisión, obediencia, de ser objetos de deseo sexual ( algo que las condiciona a una dependencia hacia ellos durante casi la mitad de su vida, que es su etapa fértil), e incluso algunas, se sienten inferiores intelectualmente en ese espejo que utilizan para compararse con los hombres. 
Son miles de años de sometimiento y descrédito, de no ser consideradas ciudadanos con los mismos derechos y libertades que los hombres, de ser utilizadas como trofeos eróticos y sexuales o como  castas, serviles y maternales esposas.

1- Mientras las mujeres emulan a los hombres poniendo su talento y formación al servicio del mundo masculino, no están activando sus otros y tan importantes valores como la creatividad, intuición, diplomacia, inteligencia emocional,capacidad educacional, conciliadora etc...
Principalmente porque estos atributos no caben en una sociedad competitiva y materialista como la de hoy día. Pero la consecuencia más directa de ello es que la mujer pierde parte de su identidad y conciencia femenina, al tratar de adaptarse a la masculinidad social y profesional que impera y mostrarse aún más competente que sus colegas varones. 
2- Mientras las mujeres trabajan como hombres, no disponen de tanto tiempo para atender a sus familias, así que la mayoría de ellas descuidan sin ser conscientes de ello a sus parejas, familiares o amigos. Y a sus hijos a los que acaban malcriando por exceso de permisividad y una educación sin límites, o por el contrario no dándoles el cariño necesario que un niño necesita para construirse bien como adulto.
La mujer siente la necesidad de compartir las tareas domésticas y de crianza con el padre, y éste aunque lo hace a gusto puesto que son sus hijos, también siente una contradicción interna y se nota desnaturalizado, desvirilizado y perdido. (Él no lo dice pues sería considerado un machista). 
3- Mientras las mujeres trabajan como hombres, no se resignan como sus madres y abuelas a que el hombre desahogue su energía en actividades propias masculinas: rituales de grupo en los que toman unas cañas, cocinan, juegan, ven fútbol, salen de acampada, escalada o rutas gastronómicas etc... O simplemente de encierro intelectual y creativo, que puede durar días.
Las féminas de hoy día controlan los movimientos de sus parejas, de tal forma que pocos son los que escapan a esa dependencia femenina, que no entiende que un hombre en mayor o menor medida, necesita de esos hábitos no solo  para restaurar su identidad viril sino también para volver al hogar limpio de estrés y con el ánimo listo para dar todo el cariño, protección y atención a su familia.
4- Mientras las mujeres trabajan como hombres, generan más estrés que éstos porque acaban dedicando más horas que ellos al mantenimiento del hogar y a la crianza de los hijos. Esto aumenta su insatisfacción personal y emocional, perjudicando gravemente su vida en pareja.
Además para demostrar su eficacia y competitividad (lastre de su sentimiento de inferioridad no resuelto), descuidan su salud y alimentación desarrollando más trastornos emocionales y mentales que los hombres.
5- Mientras las mujeres trabajan como hombres, siguen compitiendo entre ellas por la atención y captación del "mejor macho" (hecho que hay que añadir a la lista de causas de estrés e insatisfacción femeninas).
A pesar de su independencia y autonomía económica, las mujeres no han cambiado un ápice su rol primitivo e instintivo en relación a su opuesto sexual; siguen sintiéndose en general  más atraídas por la seguridad económica y social que por la juventud, salud, madurez emocional y honestidad que pueda poseer un hombre. (Con ello animan más a éste, a seguir trabajando por ser el mejor y principal proveedor del núcleo familiar, y por mantener la competitividad,  productividad y poder social).
6- Y por último, mientras las mujeres trabajan como hombres, siguen estando apartadas unas de otras, bien porque se consideran rivales profesionales, bien por ser eternas rivales sexuales en la consecución  del "mejor partido". De una manera u otra las mujeres hoy en día están mucho más enfrentadas y desunidas de lo que lo estaban sus antecesoras a las que las unía una vez casadas, el sentimiento mutuo de debilidad, inferioridad e injusticia social en el que todas coincidían y se hallaban, haciendo que se agruparan y hermandaran en causas para su liberación. 

En breve expondré mi punto de vista sobre como se sienten los hombres en la actualidad, mientras intentan mantener a flote su identidad masculina......  
        
             BUSCANDO EL EQUILIBRIO

                                  

viernes, 23 de enero de 2015


         MIENTRAS LAS MUJERES SE MASCULINIZAN, 

              LOS HOMBRES SE FEMINIZAN.

               (Y AMBOS PIERDEN PARTE DE SU IDENTIDAD)


En breve os adelantaré un fragmento de mi tercer libro que aún estoy escribiendo y que irá dedicado a los hombres especialmente.

" En esta búsqueda de estabilidad entre lo femenino y masculino, los hombres están abandonando algo de su masculinidad que es bello y necesario para la armonía entre los dos géneros: la contundencia, la valentía, la creatividad y a veces el orgullo masculino (no confundir con egocentrismo)".