miércoles, 11 de diciembre de 2019











                                                 

         HACERNOS RESPONSABLES DE NUESTRA PROPIA MANIPULACIÓN

                                                 NOS HARÁ LIBRES   

Los seres humanos vivimos en continua dualidad y contradicción. Como nos es imposible actuar en una permanente excelencia y virtuosidad, algo que disgusta a nuestro agrandado ego, las personas buscamos afanosamente la manera de engañar a nuestra consciencia aferrándonos a ideologías de exquisita ética con las que, tan solo por el hecho de apropiarnos de esas creencias, creemos estar por encima y a salvo de nuestra inherente y precaria condición humana.  

¿Son nuestros actos o nuestras ideas quienes nos definen?  Para mí las acciones que comete un individuo explican mejor que sus ideas como es esa persona. La idea puede coincidir con el acto físico, sin embargo, no siempre es así. Y para conseguir esa cuadratura, con la que los humanos nos empecinamos en identificar ideales con acciones, hemos descubierto que aumentando nuestra capacidad intelectual conseguimos manipular las consciencias, de tal modo que hasta los actos más viles e indignos parezcan apropiados dadas las circunstancias.

Nuestra educación nos enseña a desarrollar habilidades intelectuales en detrimento de las emocionales y sentimentales. Así aprendemos a eludir los remordimientos que nos asaltan cada vez que actuamos de una forma poco virtuosa, justificándolos inmediatamente con nuestras creencias cargadas de honorables propósitos.

Porque en realidad no aceptamos la mediocridad, la vulnerabilidad, la precariedad, ni el fracaso, como atributos propios e indivisibles a nuestra condición humana. Si así fuera seríamos más humildes y consentiríamos mostrar, sin maquillaje alguno, todas las caras con las que una persona expresa su humanidad. Y lo haríamos sin culpabilidad, sin soberbia, y sin someter a nadie, porque no habría sido necesario desarrollar ningún sentimiento de represión o de manipulación con el que esconder nuestra propia naturaleza humana. 

Ser humano no es un orgullo ni un perjuicio en si mismo, simplemente es. Aceptar las limitaciones propias que esto conlleva es un acto de inteligencia y de respeto hacia nosotros y nuestros semejantes. Desarrollar una gran competencia mental suele ir en detrimento de la natural expresión y conocimiento emocional y sentimental.Seguir alimentando ideologías como método de eludir estas cualidades es un grave peligro para la humanidad. Ya que supone un caldo de cultivo ideal para los fanatismos y para todo tipo de creencias que no respetan el libre albedrío y el derecho a ser y a pensar libremente.

¿Y porque nos escudamos en el simbolismo racional e intelectual que hay detrás de unas ideas, y que difícilmente podríamos llegar a poner en práctica, antes de aprender a convivir con nuestras contradicciones aprendiendo de nuestros errores y celebrando nuestros aciertos, sin obcecarnos en disimular que somos mediocres y excelsos al mismo tiempo?    

Porque el ser humano tiene tendencia al narcisismo y es proclive a sentir la tendencia mística y espiritual que lejos de acercarlo a cultivar su potencial humilde, solidario y fraternal, lo arrastra hacia cumbres abismales esculpidas a base de ego, dominación, soberbia y resentimiento con las que justifica las relaciones de poder, sumisión y victimismo que establece con quienes, como él, han elegido la manipulación como medio de expresar su humanidad. 

             
Margarita Basi.
  

sábado, 14 de septiembre de 2019






                            UN AMOR VERDADERO


Hola amigos seguidores. Hacía mucho tiempo que no escribía en mi blog y no por falta de ganas, sino por haber estado inmersa en una relación que me ha trastocado el corazón y de la que aún estoy tratando de recuperarme.

Quiero escribir sobre ello para sanar mis emociones y sentimientos. Unos sentimientos que he dejado fluir sin pensar en las consecuencias que producirían en la persona que amaba.

Conocí a un hombre del que me enamoré y cometí el error de compartir con él mis sentimientos. (Digo error porque la mayor parte de personas creen que eso no debe hacerse hasta que eres correspondido). Él sintió una especie de incomodidad por no sentir la misma ilusión. En lugar de aceptarlo y expresarlo abiertamente con naturalidad decidió retirarse, aislarse, mostrándose frío conmigo mientras yo era cada vez más cariñosa  tratando así de atraerlo hacia mi.    

Fue inútil y muy decepcionante ver como aquel hombre que había despertado tamaña ilusión después de casi diez años de desilusiones amorosas en mi vida, me rechazaba.

Yo decidí quererme, cuidarme y alejarlo de mi vida. Estaba dispuesta a encontrar el amor y a que nadie volviera a herir mi corazón. Durante unos meses así lo hice pero no podía dejar de sentir y pensar en él. Fue entonces cuando comenzó a interesarse un poco por mi. Y digo un poco porque él jamás expresó su deseo de ser mi pareja o compartir algo más que un fin de semana al mes conmigo. 

Así pasaron los meses, casi un año, en el que me auto convencí de que ese hombre no me convenía ya que no me quería como yo a él.

Pensé que merecía a alguien que sintiera amor verdadero por mi y yo pudiera corresponderle en igual medida.

Nunca sabré si este hombre me quiere como a una amiga o me ama como a una amante. Si siente cariño o amor verdadero por mi. Sea como sea el hombre del que quise olvidarme ha regresado a mi corazón con mucha más fuerza que antes, y al ser consciente de que nunca había dejado de amarlo y que fue el miedo a que volvieran a herirme lo que me apartó de él, decidí de nuevo revelarle mis sentimientos.

Otra vez el rechazo. Hay otra mujer en su vida.

Durante semanas me he debatido en un dilema que parece haber tocado fondo; seguir viéndolo a pesar de su nueva situación personal o alejarme de su vida para siempre.

Sé que esta última opción es la más sensata aunque la más difícil también. Mi decisión está tomada y es firme porque nadie merece sufrir por amor, ya que si eso ocurre, no es amor verdadero sin amor tóxico.

Amo a este hombre con sentimientos y convicción porque estar a su lado es perder el mundo de vista para solo sentir el presente.

Lo amo porque junto a él veo la vida con optimismo, humor y serena paz. 

Amo a ese hombre por todo y por nada. 

Así que voy a dejar atrás un amor que aunque tuvo oportunidades de llegar a ser bello y verdadero no ha conseguido desafiar el miedo, los prejuicios, ni el dolor que causa una relación que te confronta con todo ello dejándote solo dos opciones; huir y mirar hacia otro lado o encarar con valentía el tremendo desafío que un amor como este provoca en cualquier ser humano.   

Y yo elijo esta última.
 

Margarita Basi.

lunes, 25 de febrero de 2019



              MAYOR NIVEL DE TESTOSTERONA, MAYOR                      PREDISPOSICIÓN A LA VIOLENCIA 



Son muchos los que creen que la agresividad y la violencia machista, que cada vez un mayor número de hombres ejercen contra las mujeres, podría minimizarse e incluso erradicarse, con tan solo una educación emocional y cultural que desde la infancia, inculcara a los varones creencias y actitudes de respeto, ética, solidaridad y cuidado hacia sus semejantes y en especial hacia las féminas.  
Siendo estas herramientas lo suficientemente disuasorias como para sosegar los pensamientos excesivamente libidinosos o reprimir ciertas actitudes violentas.
Pero yo albergo dudas al respecto. ¿Acaso la educación religiosa cristiana, estandarte de la ética y la moral virtuosa, ha servido de escudo con el que impedir que miles de "representantes de Dios en la tierra", violentaran y agredieran a sus fieles, niños menores de edad, en todo el mundo?

Sabemos que los violadores o simplemente aquellos hombres que amedrentan, desprecian o insultan a las mujeres no siempre son individuos marginados por la sociedad ni carentes de una buena educación. Muchos tienen estudios universitarios y una buena posición social y económica. 
Pero hay algo común a todos ellos; altos niveles de testosterona que los hace más proclives a manifestar actitudes agresivas, a una falta de empatía y a una mala gestión de sus emociones. 

¿Cuando seremos capaces de aceptar este hecho biológico e innato en la naturaleza masculina de algunos hombres?  
Porque por mucho que nos cueste aceptar nuestra condición irracional e instintiva, somos también animales. Y solo admitiendo esta verdad podremos quizás, crear las medidas necesarias para proteger no solo a las mujeres y niños, principales víctimas de estos abusos, si no también a los propios verdugos, hombres a los que la lotería biológica les ha jugado una mala pasada.


Margarita Basi.