viernes, 5 de mayo de 2017

 

                                      JUSTICIA

El martes, en clase de filosofía tratamos el tema de la justicia. Un vocablo altamente emocional, a pesar de la carga racional y legislativa con la que se asocia al estado de derecho.

La justicia es inalcanzable. Pues como la bondad y otras cualidades excelsas y ejemplares, no pueden existir en un mundo imperfecto y humano como el nuestro. Al menos no con una constancia indefinida en un mismo espacio y tiempo.

La vida es injusta porque no ofrece a todos sus hijos, lo esencial y elemental para vivir con dignidad. Sin embargo, la motivación y el deseo por conseguir lo inalcanzable, se encuentra latente y activo en cada uno de nosotros. Y ese sentimiento intuitivo, es precisamente el que nos da la fuerza e impulso necesarios, con los que soportar los desafíos y zarpazos que la vida y su injusticia, nos reparte.
Si el mundo fuera enteramente justo, la historia se acabaría. Pues la lucha por la supervivencia y la creatividad que de ello se desprende, no tendrían ningún sentido.

Por otro lado, nos llenamos de razones para reivindicar un mundo más justo. Y a la hora de la verdad, abortamos cualquier iniciativa que nos acercaría algo más a ello. Ya que de hacerlo, tendríamos que reducir nuestro nivel de bienestar económico, para que aquellos que nada tienen, pudieran al menos sobrevivir.

Malinterpretamos la justicia, cuando confundimos términos como: derechos y deseos. Creyendo que los deseos son también derechos. Y no siempre es así.
Un derecho es un bien cuya ausencia, me invalida como ser humano digno y sujeto de respeto y afecto por parte de los demás.
El deseo de ser madre y no conseguirlo, no hiere mi dignidad como persona. Sin embargo, todo niño tiene derecho a tener unos padres o unos cuidadores.

Y como conclusión decir, que no es necesario impartir justicia cuando las personas tienen sentimientos fraternales o de amistad entre ellos.
Este valor en decadencia demuestra, como debido a la falta absoluta de amabilidad y buenas intenciones por parte de la mayoría de personas, hacia aquellos que no piensan, sienten y actúan como ellos hacen. La justicia se ha convertido en un brazo que ejecuta leyes, que no siempre cuidan y protegen a las personas. 

Pedimos justicia cuando hemos fracasado en nuestras relaciones emocionalmente. 


Margarita Basi.