martes, 20 de octubre de 2015

 

                     AMAR ES MÁS QUE UN SENTIMIENTO,

                            ES TAMBIÉN UNA DECISIÓN.      


Una vez ya pasados los estertores y fogonazos del enamoramiento, una pareja o se disuelve o continua su relación en una dimensión muy diferente. 

Si prosigue con la relación aquel idealismo y magia inicial se convierten poco a poco en valores más terrenales, prácticos y necesarios para iniciar una convivencia. 

Poco a poco dejamos atrás sentimientos, sensaciones y emociones que podían ser nihilistas, pero que nos elevaban más allá de la mediocridad y de la rutina, dejándonos libres para sentir más que para pensar. Este estado de paz y de embelesamiento, no deja lugar alguno para la manipulación, los intereses, las hipotecas compartidas y ni mucho menos para el matrimonio.

En mi opinión veo más casos de verdadero  amor en estas primeras fases de una relación sentimental, que en las siguientes.

No es amor verdadero ni una relación de compañeros que se aprecian, ni una relación basada en el sacrificio de una de las partes, para así poder mantener el vinculo, ni tampoco una pareja que comparten sus capacidades intelectuales y eso les motiva a continuar. Evidentemente no hay mucho amor en una relación que se aguanta por intereses económicos o emocionales. Y éstas son las más habituales por desgracia.

Pero tampoco hay verdadero amor en una relación que después del enamoramiento, no toma una decisión libre y madura. Y queda atrapada en el cielo de cupido, para no darse de narices contra el suelo terrenal, donde la mayoría de mortales destruyen el amor inicial banalizándolo y cosificándolo.

Estos tienen miedo. Son demasiado idealistas o temen volver a sentir el mismo rechazo que sintieron antaño, por quienes más amaron; sus padres.

Existe un término medio también en el amor. Solo quienes entienden que el amor no crece ni en la tierra ni en el cielo, tienen una posibilidad.
¿Donde está el verdadero amor?
 En las personas, en su interior, en su capacidad de empatía y de libertad. Pero para conseguir darse cuenta de ello, hay que pasar una prueba definitiva.
Aceptar nuestras debilidades y vulnerabilidades. Liberarnos de ellas de forma que cuando pensemos en ello, no sintamos más rencor o dolor. Y finalmente tomar una decisión; querer amar y comprometernos con nosotros mismos, no con nuestra pareja. Porque el o ella son libres como nosotros. Cada uno es responsable de si mismo, y esa responsabilidad luego revierte en la pareja, haciéndola más fuerte pero más libre.

"No amas de verdad a nadie por sus cualidades o defectos, sino por tu voluntad de elegir libremente hacerlo. Ese es el auténtico poder del amor real". 

Margarita Basi.   

martes, 6 de octubre de 2015


                                                        AMOR COSIFICADO
                                      AMOR DESNATURALIZADO.


Este pequeño artículo se lo dedico especialmente a un lector anónimo, que ha reservado algo de su valioso tiempo, para darme su opinión sobre mi último artículo.
Desde aquí mi agradecimiento más sincero, primero por leer mi blog, y segundo por compartir tus ideas conmigo y con los demás lectores.
Ya que no se donde escribirte, aprovecho este medio para hacerlo.
La experiencia que me explicas es muy interesante. 

El amor es básicamente energía, y como tal crece o entra en declive no solo por la calidad de la propia, sino sobretodo por la interacción de ésta con la de los demás. En este caso nuestra pareja.

Mantener un estado compasivo, creativo, emocionalmente maduro y sexualmente sano es ya difícil, pero imagínate encontrar a alguien que no solo sea así, sino que además, se  sostenga así en el tiempo indefinidamente.
Ahora bien, si entendemos por amor, sentirnos más bien que mal junto a alguien por el que ya no sentimos tanta atracción pero nos compensa con otros valores; su intelecto, su liderazgo, su cartera, incluso su bondad. Entonces sí podemos amarnos así hasta que la muerte nos separe.          
                                                    
Para mi el amor verdadero es el primer ejemplo. No es idealista, es posible llegar a él, pero muy pocos lo consiguen. 
Porque para sentir y vivir un amor verdadero, has de sentir y ser de una forma poco convencional, que como tu decías muy bien no cosifique los valores más emocionales de la persona transformándolos en bienes materiales.
¿Quién quiere vivir un amor desapegado, libre (pero fiel), apasionado, responsable de sus emociones. Que sabe que para sentir como el primer día durante toda la vida, solo hay un camino;  dejar libertad a su pareja y exigirle que se responsabilice de su vida igual que yo lo hago con a mía?
Casi nadie.  Porque nos han enseñado a poseer y a "dar a cambio de".
Cosificarlo todo hasta el amor. Y lo más triste es que la mayoría de las personas creen que el verdadero amor es esto. 

Que se difícil amar verdaderamente no significa que el amor así no exista. 

Gracias.

Margarita Basi.    

lunes, 5 de octubre de 2015


                             EL PARADIGMA DEL AMOR


 Nunca he creído que el amor de pareja fuera un cúmulo de acciones destinadas a favorecer más, a un vinculo tangible como el  social y económico, que otro intangible como las emociones y los sentimientos. Ni algo tan retorcido que se sirviera de estos últimos para conseguir intereses más mundanos e instintivos y no por ello menos humanos. Pero al fin y al cabo que nada tienen que ver con el verdadero sentimiento del amor.
Sin embargo y aunque lo que vaya a decir ahora retuerza vuestras entrañas, la mayoría de relaciones sentimentales que existen, tienen más de tangibles que de intangibles. Es decir que se construyeron probablemente  con sentimientos, pero que más tarde se mantienen con valores e intereses menos románticos y más pragmáticos, que destruyen automáticamente los primeros.  
¿Y en que me baso para decir algo así?   
En la experiencia. Mientras el matrimonio siga siendo el modo más común y demandado por las parejas para demostrar al mundo su "amor", seguiremos perpetuando la idea principesca y culturalmente judeocristina, de que el amor es un contrato y no un sentimiento vulnerable y con fecha de caducidad. Pero esto ultimo no es tan rentable.
Lo que me sorprende todavía, es la hipocresía de las personas que intentan excusar sus irresponsabilidad o inmadurez emocional, aumentando la carga material y mundana de su relación de pareja.
Es decir; yo no comparto mi vida interior contigo, a veces te desprecio, te intento manipular, te engaño..... Pero comparto contigo mis importantes amistades, mi cuenta bancaria, mi casa y todo aquello que se puede tocar y contar. 
Y yo aunque si comparto mis sentimientos contigo, te ofrezco mis cuidados y atención continua, para cuidar de ti y de tus hijos ( a veces no son míos) porque en contrapartida acepto que me maltrates un poco,  a cambio de sostenerme económicamente y emocionalmente.  

Así es como la mayor parte de las parejas, sostienen su vínculo y su unidad. Porque nos han hecho creer que la madurez sentimental consiste en mantener ese vinculo por encima de cualquier cosa. Eso es amar. ¡Falso!
Por esta razón y porque eso es imposible, las parejas que piensan así, deben agarrarse a lo tangible, pesado, mundano, frío y duradero, pues una pareja unida tan solo por un puro sentimiento y una compenetrada energía sexual, tocaría el cielo y sería muy feliz, pero no lo  podrían mantener intacto durante años y años.

La verdadera madurez emocional y sentimental, es aquella que tiene la sabiduría, seguridad, confianza, valentía y humildad, para saber que al amor hay que ir desnudo, sin corazas y sin expectativas. Sin maletas, sin etiquetas, sin prejuicios. Hay que ir solo a amar. El tiempo, mi ego y mi experiencia pasada, no valen nada, solo entorpecen al amor.
Ser independiente y auto suficiente en lo tangible y mundano, me hace maduro y responsable a lo intangible y mágico. Al amor. 


Margarita Basi.