domingo, 23 de diciembre de 2018

                        



          SER FEMENINA PERJUDICA LA SALUD MENTAL Y                        PRODUCE ANSIEDAD EN LAS MUJERES.


Un estudio llevado a cabo por la profesora Marta Aparicio de la facultad de Psicología de la Universidad Complutense, asegura que muchas féminas deterioran su salud mental a través de seguir los roles  femeninos que social, cultural e históricamente han estado identificados con la naturaleza femenina. 
Marta Aparicio revela varios de estos valores o cualidades que eran hasta ahora la panacea del "eterno femenino". Incluso llega a decir que las mujeres cuyos niveles de ansiedad o depresión son mayores, son aquellas que se han mantenido fieles a una misma pareja durante años.

Para Aparicio los conceptos que ensalzan la feminidad pero que a la vez generan más trastornos psicológicos y emocionales son:
Ser amable en las relaciones, centrarse en el cuidado de los hijos, modestia, fidelidad sexual, interés por el romanticismo, delgadez e inversión en la apariencia física.  

Porque si bien a primera vista parecen cualidades loables e inofensivas, el exceso de ellas puede acarrear problemas graves de salud mental. La histeria, la locura, la frigidez, la tristeza y melancolía son solo ejemplos de malestares femeninos provocados por haber estado años actuando y no siendo fiel a la natural esencia femenina. Esas mujeres pueden llegar a arruinar su vida y la de quienes conviven con ella, tan solo por querer gustar al hombre que según ella sigue creyendo, la va a cuidar toda la vida. Eso si, siempre que la mujer se ciña a esos roles aún sabiendo que pueden costarle una enfermedad o incluso la vida.

Yo que ya recién he llegado a la menopausia, me siento más adolescente que nunca. Mis hormonas revolucionadas provocan en mi cerebro unas ganas tremendas de decir lo que pienso y siento, sin pelos en la lengua. De ser borde con quienes me juzgan y de ser dulce con aquellos que hablan desde su corazón. De hacer el amor siempre que tengo oportunidad, y si no ya me ocupo de buscarla. Pero sobre todo de ser quién yo quiero ser. Ya no me preocupa el que dirán. De echo me encanta provocar y no gustar a las personas manipuladoras, retorcidas y envidiosas que dicen una cosa y hacen otra, y casi siempre por detrás.

Y es ahora cuando más femenina, seductora, libre y segura me siento. 


Margarita Basi.        

domingo, 18 de noviembre de 2018






MUJERES QUE ENTRAN Y SALEN DEL PATRIARCADO.
      (Cuando más les conviene)


El senador italiano ultraconservador Simone Pillon, quiere reformar el derecho de familia sobre las parejas divorciadas y la custodia. A pesar de sus ideas retrogradas, como ir en contra del aborto, de los matrimonios entre homosexuales o del derecho a que los hijos de divorciados elijan  estar o no con alguno de sus progenitores. El senador ha propuesto un proyecto de ley por el que obligaría a los padres a pasar con los hijos el 50% del tiempo por igual, así como anular la pensión alimenticia que tendría que ser subsanada a partes iguales por ambos padres, y se retiraría la paga que reciben los miembros más débiles de la pareja, al entenderse hasta ahora como motivo de suficiente peso, el haber renunciado a su profesión por cuidar de la familia. Pillon propone incluso que se llegue a pagar un alquiler al propietario de la casa familiar en el caso que el otro miembro de la pareja se quede en ella.

Y ante mi propia sorpresa, me parece esta una buena propuesta de ley.

Entiendo que las féminas italianas que no tienen un sueldo decente como para poder ser “mujeres y madres libres”, sin depender del patrimonio o sueldo de su pareja para tener la calidad de vida que ellas desean, no estén contentas con esta idea. Y por ello reivindiquen seguir manteniendo vivo el rancio y podrido “patriarcado” al que tanto critican cuando les conviene, y por el que sacan sus felinas uñas cada vez que ven peligrar un estatus que no las dignifica ni respeta.

Si no tenemos igualdad salarial, es porque la maternidad y sus consecuencias van en contra de los valores competitivos del propio sistema capitalista del que nosotras nos favorecemos en todas cuantas ocasiones tenemos a bien hacerlo. ¡Faltaría más! “Si el enemigo es más fuerte que tú, únete a él”.

Pero entonces no seamos hipócritas ni falsas entrando y saliendo del patriarcado cuando más nos conviene. Siendo cómplices de él al decidir dejar nuestra profesión por cuidar de nuestro marido (que en cualquier momento nos puede abandonar por otra más joven, para encontrarse a sí mismo, o por lo que estime oportuno) e hijos (que también volarán).
Sin embargo, cuando sobreviene la separación nos comportamos la mayoría de las veces como verdaderas arpías chupa sangre, desprovistas de escrúpulos con los que devoramos a nuestra ex pareja cual “amantis religiosa”, dejando entonces que el sistema corrompido y machista nos provea de cuantos más derechos mejor sin importarnos las consecuencias morales; como quedarnos con la casa familiar o litigar una pensión lo más elevada posible con la que seguir manteniendo la misma calidad de vida que teníamos en el matrimonio.  
   
El día en que las mujeres dejemos de sentirnos “débiles” con respecto al sistema será cuando comencemos a vivir libres del amparo e influencia machista, para unirnos entre nosotras y entre quienes tienen nuestro mismo género con el fin de formalizar uniones familiares sanas y con más opciones de perdurar en el tiempo. Porque habremos aprendido que los lazos sentimentales, románticos, e incluso materiales que atan a dos personas, no son fiables ni seguros vitalicios como para basar en ellos la estabilidad afectiva y económica que un niño requiere para crecer. 

Pienso que la unión de dos sujetos cuyo fin es criar a un hijo, es más proclive a disolverse (y más si se basa en los valores anteriormente descritos) que si se tratara de un grupo mayor de personas al que además unen lazos de sangre o sentimientos de afecto fraternal o amistoso.  
Creo firmemente que quién mejor puede atender, cuidar y comprender a una mujer embarazada o en la etapa de crianza, son otras mujeres como ella o hombres sensibles a estos valores. (Madres, tías, hermanas, primas… Amigas de las buenas, o incluso otras mujeres que también estén en su misma situación). Y esta nueva fórmula familiar no tiene porque dificultar el derecho de un padre a relacionarse con su hijo. Aunque es del todo evidente que para que algo así ocurra, ambos progenitores tienen que ser muy maduros, generosos y libres en todos los sentidos, como para saber que los intereses de su hijo, y más cuando es menor, están siempre por encima de los suyos. 

Lamentablemente nuestra sociedad actual desprestigia estas cualidades reduciéndolas al ámbito casero, familiar y privado. Por lo que la solidaridad, la practicidad, el afecto, la empatía y la inteligencia emocional no son consideradas competentes por no promover estrategias que enriquezcan económicamente la sociedad.
¡Y Como van a hacerlo en un mundo que prioriza a una persona por lo que vale, tiene o aporta económicamente y no por lo que es!


jueves, 27 de septiembre de 2018



                  
                                           LAS MUJERES Y EL MACHISMO




                
Es cierto que el machismo es la consecuencia directa de la cultura patriarcal dominante y violenta creada por los hombres a través de la historia de la humanidad. Sin embargo, es evidente también que quienes se han encargado de consentir y transmitir dicha cultura y educación, han sido las mujeres. Ellas son quienes a través de la maternidad sobre todo, enseñan comportamientos, actitudes y reacciones a sus hijos muchas veces inconscientes, que aprendieron de sus madres y éstas de las suyas, con las que ayudan a mantener y a consolidar el machismo en nuestra sociedad.
Y esto ocurre porque muchas mujeres no se atreven a abandonar "el estado de bienestar" con el que el patriarcado sigue protegiéndolas, por seguir considerándolas ciudadanos de segunda clase. Y en parte son las mujeres las únicas responsables.
Porque algunas de ellas actúan de forma sumisa, débil, sufridora, perezosa e interesada, cuando lo que está en juego es mejorar su estatus en general. 

¿Y como lo hacen? Permitiendo que un hombre:
- Las ampare económicamente simplemente por cuidar de él y de sus hijos.
- Las menosprecie públicamente o en privado sin reaccionar de forma hostil, si no más bien sacando importancia al asunto.
-Permitiendo que el hombre las valore por su capacidad o no de darle cualquier tipo de placer, y no por otras cualidades.
- Las llegue a maltratar psíquica o físicamente.

Hay otras formas de consentir el machismo mucho más sutiles y hasta perversas, porque están maquilladas de virtuosismo con el que tapar mezquinas acciones que constatan la inferioridad, que muchos creen tienen aunque no se atrevan a  admitirlo, las mujeres frente a los hombres. 

De poco servirán las medidas legales en una sociedad machista que no sabe que lo es. Primero habría que aceptar nuestra responsabilidad para luego cambiar y evolucionar en nuestros prejuicios y creencias, que no pueden desaparecer así como así después de tantos años de ejercerlos con cuatro leyes y un par de anuncios en la televisión.
Los verdaderos cambios requieren de un profundo y humilde examen de conciencia personal, que todos y todas estamos obligados moralmente a hacer. 


Margarita Basi.
  

jueves, 8 de marzo de 2018




                     EL RESPETO  Y DIGNIDAD FEMENINAS

                           EMPIEZAN POR UNA MISMA .


No comparto ciertos aspectos feministas que exigen el respeto de los hombres hacia las mujeres, cuando la mayoría de féminas se infravaloran  faltándose ellas mismas al respeto, pero que sin embargo si demandan a los hombres. ¿Es eso justo y coherente?

Una mujer por norma general, sacará su fuerza natural sin buscar un hombro masculino en el que apoyarse, si se ve acorralada, con el agua al cuello y sin más salida que la de ser auto suficiente. 
Si no se ve nunca en esta situación extrema, la mujer normalmente tratará de encontrar un marido, amante, pareja, padre, mentor, etc... que la cubra económicamente, aportándole la calidad de vida que ella estima que sola o unida a otras mujeres ( sin que por ello tenga que ser una relación lésbica) no conseguiría. (Evidentemente estoy hablando de mujeres sin un patrimonio o profesión, que les permita vivir a ellas y a sus hijos sin problemas económicos y con algún que otro lujo). 
Pocas son las mujeres que  por si solas, sostienen económicamente, (o en gran medida) a sus familias. Sin embargo la reivindicación que hacen hoy, sigue siendo pasiva a mi entender. Quieren apropiarse de la mitad de un pastel masculino, (porque fue el hombre que desde hace 5.000 años lo a ido creando) y para ello exigen que los hombres dejen de lado los valores patriarcales afines a su naturaleza masculina: agresividad, competitividad, poder a ultranza, mayor capacidad de concentración y excelencia, SOLO PORQUE NO HAN DE LLEVAR 9 MESES A SUS HIJOS EN SU VIENTRE, Y CRIARLOS DURANTE AÑOS, etc... Y se conviertan en unos seres extraños; con sensibilidad femenina, capacidad de empatía, hábiles cuidadores emocionales, sanadores de espíritus,  que repriman su testosterona solo cuando les vengan ganas de ser agresivos, pero que a la vez se dejen llevar por ella para ser unos amantes fogosos, potentes y con mucho aguante en el sexo. 

¿Porque son pasivas las mujeres?
Porque ninguna de ellas ha reivindicado y exigido que en los colegios se imparta como asignatura troncal la"defensa personal especial para niñas y adolescentes", porque solo las féminas que han sufrido una violación o ataque físico han aprendido a defenderse físicamente de los hombres, porque las mujeres siguen poniendo su vida y porvenir en manos de hombres, cuando aceptan trabajar según sus reglas patriarcales (casi todas las empresas tienen fundamentos masculinos y por tanto no contemplan las necesidades tan distintas que tienen las mujeres respecto de los hombres). 
  
Y por supuesto la mujer es además machista, cuando acepta que un juez exija que su ex pareja le pague una pensión compensatoria por haberla mantenido económicamente durante años, mientras ella renunciaba a una profesión. Y tantos ejemplos más sutiles de micro machismo que las mujeres aceptamos, por no poner en riesgo nuestra supervivencia o comodidad.  
No basta salir a la calle a gritar ni a denunciar a quién luego permites te humille porque es quién decide tu porvenir. 

El hombre no cambiará, sino ve antes que la mujer se hace digna de si misma siendo proactiva y coherente con sus denuncias y privilegios que aún obtiene del mundo masculino.
La solución es cultural y requiere mucho tiempo y esfuerzo por parte de ambos sexos.  
Creo que el primer paso sería desvincularse de todo aquello que respire patriarcado(que es casi todo), poniendo la mirada ya no en lo que me distancia del hombre machista sino en lo que me aproxima hacia la mujer feminista. Y crear juntas espacios, empresas y proyectos femeninos, sin apartar a aquellos hombres que se avengan a trabajar con nuestros valores. 
Pero si no lo hacemos, quizás es porque aunque nuestra mente querría ser feminista, seguimos actuando y educando a nuestros hijos de forma sutilmente machista.

Margarita Basi,              



miércoles, 17 de enero de 2018



LAS MUJERES TAMBIÉN COSIFICAN A LOS HOMBRES 


¿Que es cosificar a un ser humano? Ignorar o menospreciar su valor o cualidad única e irrepetible, en cuanto a ser un ente que existe como esencia y como experiencia. Y por tanto, no respetar ni admirar su historia única y emocionalmente distinta a la nuestra.  
Y algo muy importante; Quién cosifica a otro ser humano, no debería sorprenderse al menos, que otros hagan lo propio con él.

Entonces ¿Cosifican las mujeres a los hombres? Por supuesto. 

La cosificación hacia otra persona puede ser violenta y/o agresiva, o no.
Las mujeres por regla general, casi nunca son agresivas en su forma de cosificar al hombre, por esta razón supongo, es difícil percatarse de la apropiación sin permiso que la fémina hace de ciertos aspectos de la masculinidad del hombre. Al igual que éste hace pero de una forma más visible, y sobre todo cuando incurre en un delito si se trata de violencia física contra la mujer.  

He aquí varios ejemplos que para mí, cosifican al hombre por parte de la mujer:    

1- Una mujer no respeta a un hombre, cuando espera que éste la salve y proteja ( como una misión moral) siempre, de cualquier situación en la que la fuerza física está de por medio. Sin pretender entrenar su cuerpo con técnicas ( que no requieren en ningún caso de la fuerza) de defensa personal, con las que bien podría librarse y/o salvar la vida en caso de sufrir una agresión física. 

2- Una mujer no respeta a un hombre, cuando aprovecha que la sociedad aún lo empuja y presiona a ser el principal cabeza de familia y proveedor económico de ésta, y utiliza esta baza para acomodarse en una vida más confortable pero menos autentica. Para seguir eligiendo el mejor partido posible y acabar por abandonar el trabajo o rechazar promocionarse profesionalmente, lo que conlleva a depender más económicamente del hombre, favoreciendo las consecuencias que ya sabemos....

3- Una mujer no respeta a un hombre ( y en ciertos casos lo maltrata), cuando se aprovecha de la torpeza emocional de éste y de la poca habilidad que tiene con las tareas domésticas, y se hace cargo de estas carencias a cambio de tratarlo como a un "inútil emocional" y un "incompetente cuidador de si mismo" y del hogar.
Al hacerlo, con mayor o menor gracia, le está castrando parte de sus valores y orgullo masculinos. Y no porque le diga que es un fracaso en esas tareas, que también, sino porque no le da otra opción. Es así, lo digo yo y no te permito que esas tareas las hagas a tu manera.

4- Una mujer no respeta a un hombre cuando, con mayor o menor tacto, lo califica de: guarro, libertino, aburrido, manazas, insensible, salido, egoísta, machista, maltratador, etc....

Entonces ¿Porque un hombre es automáticamente agresivo y machista cuando le espeta a una mujer? Que es: obsesiva de la limpieza, frígida, sensiblera, romántica, frenética, histérica, que le trata como a un niño.....?

Cuando somos incapaces de ponernos en  los zapatos del otro, preferimos cosificarle a cambiar nuestras creencias y superar nuestros prejuicios. 

Una mujer que pudiendo ser libre pero vivir con menos, elige hacerlo en la mediocridad de una vida más confortable pero menos autentica, cobijada bajo el manto protector económico de un hombre. Se muestra ridícula e incoherente, cuando se enoja porque un hombre la piropea o se arrima a ella demasiado. Porque el mensaje que ella está dando a los hombres, es el de quién mejor cuide de mi se lleva el premio a casa. 
Es feo, denigrante y reprochable tocar a alguien sin su permiso, pero es igual de deleznable, a mi modo de ver, dejar que te cosifiquen pudiendo elegir no hacerlo. 


Margarita Basi.
    
   
     

lunes, 15 de enero de 2018



                    ME TOO, but not always...


Estos días se habla mucho del movimiento "Me too" que han promovido muchas actrices americanas, como respuesta al silencio que durante años ellas mismas han mantenido, al no revelar y denunciar los abusos y agresiones machistas y sexuales de algunos productores, que se aprovechaban de ellas gracias a su poder de  quitar a su antojo de la palestra cinematográfica, a las actrices que no se avinieran a realizar según que concesiones que por supuesto no deseaban conceder.

A mi modo de ver y desde una perspectiva ética y no legal, (algo que es importante diferenciar). Tan deleznable es utilizar tu poder para chantajear o presionar a alguien a que haga algo que no desea hacer, como también lo es mostrar ante ello una actitud permisiva, de claudicación y resignación y acabar cediendo.
Dicho esto, la cuestión tiene más matices como es lógico. No se puede comparar una actitud victimista (porque  ninguna actriz que dejó parte de su dignidad en alguna habitación de un hotel, no le iba la vida en ello). Con otra que agrede verbal, o sexualmente.

Sin embargo analicemos la situación. Una agresión sexual  es aquella que ofende y mancilla la dignidad de la víctima, y no solo hiere su integridad física. 
Pero el sentido común debería darnos ciertos criterios para saber diferenciar entre, el pavoneo viril que va desde chistes verdes hasta insinuaciones realmente ordinarias y chuscas, a gestos o tocamientos en partes absolutamente prohibidas si no hay previo consentimiento. (Por ejemplo, que un hombre desconocido sentado a mi lado me ponga una mano en la rodilla y la deje allí sin venir a cuento, es absolutamente penoso pero yo no haría un drama por ello, simplemente se la sacaría apretándole bien la mano mientras le digo con una maravillosa sonrisa, que si vuelve a hacer algo así, le retuerzo los huevos, a ver si le da el mismo placer que a mi me da el con su mano en mi pierna). Parecería que el daño con el que yo le amenazo si `persiste en ello, es mayor que el que supone tener una mano anónima en una rodilla. SIN EMBARGO,  el daño simbólico de ese gesto, y lo que ese hombre pretende decirme sin palabras es; si yo te quiero tocar una rodilla, lo hago y punto.
         
El problema que tenemos las mujeres es que no sabemos reaccionar ante los gestos que violentan nuestra sexualidad. Y esperamos, una vez más, que sea el hombre quién deba diferenciar esa sutil linea de la cual ellos no tienen ni la menor idea que exista. Porque su sexualidad no es tan delicada ni tenue como la nuestra.

En lugar de mezclar torpeza con agresión, las mujeres deberíamos dejar de insistir en cambiar la naturaleza "genética " masculina, y preocuparnos más por desarrollar nuestra "sutil pero al fin y al cabo femenina agresividad", con la que defendernos de ciertos abusos o gestos con los que ellos una veces nos quieren conquistar y otras agredir. Son cosas muy distintas.

Yo no voy a esperar a que la evolución modifique el sistema hormonal testosterónico del hombre. Sino que voy a estar preparada lo mejor posible (y eso significa entrenamiento físico y emocional), para tener más oportunidades de salvarme de una agresión. Y eso quiere decir que a nivel emocional voy a saber distinguir entre un intento chapucero de ligar conmigo, y no darle la menor importancia, de un gesto que golpea mi dignidad como ser humano femenino, y actuar en consecuencia sin miedo a perder privilegios, a que me califiquen de histérica o marimacho.


Margarita Basi.