miércoles, 17 de enero de 2018



LAS MUJERES TAMBIÉN COSIFICAN A LOS HOMBRES 


¿Que es cosificar a un ser humano? Ignorar o menospreciar su valor o cualidad única e irrepetible, en cuanto a ser un ente que existe como esencia y como experiencia. Y por tanto, no respetar ni admirar su historia única y emocionalmente distinta a la nuestra.  
Y algo muy importante; Quién cosifica a otro ser humano, no debería sorprenderse al menos, que otros hagan lo propio con él.

Entonces ¿Cosifican las mujeres a los hombres? Por supuesto. 

La cosificación hacia otra persona puede ser violenta y/o agresiva, o no.
Las mujeres por regla general, casi nunca son agresivas en su forma de cosificar al hombre, por esta razón supongo, es difícil percatarse de la apropiación sin permiso que la fémina hace de ciertos aspectos de la masculinidad del hombre. Al igual que éste hace pero de una forma más visible, y sobre todo cuando incurre en un delito si se trata de violencia física contra la mujer.  

He aquí varios ejemplos que para mí, cosifican al hombre por parte de la mujer:    

1- Una mujer no respeta a un hombre, cuando espera que éste la salve y proteja ( como una misión moral) siempre, de cualquier situación en la que la fuerza física está de por medio. Sin pretender entrenar su cuerpo con técnicas ( que no requieren en ningún caso de la fuerza) de defensa personal, con las que bien podría librarse y/o salvar la vida en caso de sufrir una agresión física. 

2- Una mujer no respeta a un hombre, cuando aprovecha que la sociedad aún lo empuja y presiona a ser el principal cabeza de familia y proveedor económico de ésta, y utiliza esta baza para acomodarse en una vida más confortable pero menos autentica. Para seguir eligiendo el mejor partido posible y acabar por abandonar el trabajo o rechazar promocionarse profesionalmente, lo que conlleva a depender más económicamente del hombre, favoreciendo las consecuencias que ya sabemos....

3- Una mujer no respeta a un hombre ( y en ciertos casos lo maltrata), cuando se aprovecha de la torpeza emocional de éste y de la poca habilidad que tiene con las tareas domésticas, y se hace cargo de estas carencias a cambio de tratarlo como a un "inútil emocional" y un "incompetente cuidador de si mismo" y del hogar.
Al hacerlo, con mayor o menor gracia, le está castrando parte de sus valores y orgullo masculinos. Y no porque le diga que es un fracaso en esas tareas, que también, sino porque no le da otra opción. Es así, lo digo yo y no te permito que esas tareas las hagas a tu manera.

4- Una mujer no respeta a un hombre cuando, con mayor o menor tacto, lo califica de: guarro, libertino, aburrido, manazas, insensible, salido, egoísta, machista, maltratador, etc....

Entonces ¿Porque un hombre es automáticamente agresivo y machista cuando le espeta a una mujer? Que es: obsesiva de la limpieza, frígida, sensiblera, romántica, frenética, histérica, que le trata como a un niño.....?

Cuando somos incapaces de ponernos en  los zapatos del otro, preferimos cosificarle a cambiar nuestras creencias y superar nuestros prejuicios. 

Una mujer que pudiendo ser libre pero vivir con menos, elige hacerlo en la mediocridad de una vida más confortable pero menos autentica, cobijada bajo el manto protector económico de un hombre. Se muestra ridícula e incoherente, cuando se enoja porque un hombre la piropea o se arrima a ella demasiado. Porque el mensaje que ella está dando a los hombres, es el de quién mejor cuide de mi se lleva el premio a casa. 
Es feo, denigrante y reprochable tocar a alguien sin su permiso, pero es igual de deleznable, a mi modo de ver, dejar que te cosifiquen pudiendo elegir no hacerlo. 


Margarita Basi.
    
   
     

lunes, 15 de enero de 2018



                    ME TOO, but not always...


Estos días se habla mucho del movimiento "Me too" que han promovido muchas actrices americanas, como respuesta al silencio que durante años ellas mismas han mantenido, al no revelar y denunciar los abusos y agresiones machistas y sexuales de algunos productores, que se aprovechaban de ellas gracias a su poder de  quitar a su antojo de la palestra cinematográfica, a las actrices que no se avinieran a realizar según que concesiones que por supuesto no deseaban conceder.

A mi modo de ver y desde una perspectiva ética y no legal, (algo que es importante diferenciar). Tan deleznable es utilizar tu poder para chantajear o presionar a alguien a que haga algo que no desea hacer, como también lo es mostrar ante ello una actitud permisiva, de claudicación y resignación y acabar cediendo.
Dicho esto, la cuestión tiene más matices como es lógico. No se puede comparar una actitud victimista (porque  ninguna actriz que dejó parte de su dignidad en alguna habitación de un hotel, no le iba la vida en ello). Con otra que agrede verbal, o sexualmente.

Sin embargo analicemos la situación. Una agresión sexual  es aquella que ofende y mancilla la dignidad de la víctima, y no solo hiere su integridad física. 
Pero el sentido común debería darnos ciertos criterios para saber diferenciar entre, el pavoneo viril que va desde chistes verdes hasta insinuaciones realmente ordinarias y chuscas, a gestos o tocamientos en partes absolutamente prohibidas si no hay previo consentimiento. (Por ejemplo, que un hombre desconocido sentado a mi lado me ponga una mano en la rodilla y la deje allí sin venir a cuento, es absolutamente penoso pero yo no haría un drama por ello, simplemente se la sacaría apretándole bien la mano mientras le digo con una maravillosa sonrisa, que si vuelve a hacer algo así, le retuerzo los huevos, a ver si le da el mismo placer que a mi me da el con su mano en mi pierna). Parecería que el daño con el que yo le amenazo si `persiste en ello, es mayor que el que supone tener una mano anónima en una rodilla. SIN EMBARGO,  el daño simbólico de ese gesto, y lo que ese hombre pretende decirme sin palabras es; si yo te quiero tocar una rodilla, lo hago y punto.
         
El problema que tenemos las mujeres es que no sabemos reaccionar ante los gestos que violentan nuestra sexualidad. Y esperamos, una vez más, que sea el hombre quién deba diferenciar esa sutil linea de la cual ellos no tienen ni la menor idea que exista. Porque su sexualidad no es tan delicada ni tenue como la nuestra.

En lugar de mezclar torpeza con agresión, las mujeres deberíamos dejar de insistir en cambiar la naturaleza "genética " masculina, y preocuparnos más por desarrollar nuestra "sutil pero al fin y al cabo femenina agresividad", con la que defendernos de ciertos abusos o gestos con los que ellos una veces nos quieren conquistar y otras agredir. Son cosas muy distintas.

Yo no voy a esperar a que la evolución modifique el sistema hormonal testosterónico del hombre. Sino que voy a estar preparada lo mejor posible (y eso significa entrenamiento físico y emocional), para tener más oportunidades de salvarme de una agresión. Y eso quiere decir que a nivel emocional voy a saber distinguir entre un intento chapucero de ligar conmigo, y no darle la menor importancia, de un gesto que golpea mi dignidad como ser humano femenino, y actuar en consecuencia sin miedo a perder privilegios, a que me califiquen de histérica o marimacho.


Margarita Basi.