miércoles, 16 de septiembre de 2020


                                           HOMBRES QUE NO LEEN A LAS MUJERES  

                          (PORQUE A LA MAYORÍA DE ELLAS PARECE NO IMPORTARLES)


Escribía Laura Freixas en un artículo de la Vanguardia el pasado lunes 14 de Septiembre titulado "Hombres que no leen a las mujeres", varias razones por las que los hombres no leían a penas libros escritos por féminas, así como las consecuencias que algo así provocaba en la sociedad y en la cultura. Principalmente discriminación hacia la figura femenina, por no desvelar toda la riqueza cultural, artística, e intelectual que permanece aún oculta lejos de los libros de texto, por ejemplo, con los que los jóvenes aprenden a reconocer y a valorar lo que en un futuro serán las bases con las que construirán sus pensamientos y emociones para relacionarse en sociedad.  

La periodista se preguntaba cómo iban los hombres a empatizar con los valores femeninos como la maternidad, la amistad entre mujeres, o la ambición femenina, si no leen libros escritos por mujeres. Y sin embargo, nosotras, llevamos siglos acostumbradas a escuchar, obedecer, leer, y aceptar el modelo masculino. 

Es por ese hábito por el que la mayoría de mujeres o bien luchan contra él criticándolo, o llegan a mimetizarse de tal forma con él, que incluso, les llega a parecer más interesante que el suyo propio. 

¿Porque a las mujeres nos interesan tanto los temas femeninos como los masculinos, y en cambio a ellos tan solo los que hacen referencia a su género?

Porque ellos son los creadores intelectuales del mundo desde el principio de los tiempos, y nosotras el medio por el que ellos trascienden. Los hombres, como seres superiores, que aún muchos creen que son, necesitan a la fémina para parir a sus herederos, criarlos y servirles a ellos evitándoles hacer las tareas mundanas y cotidianas tan banales e impropias para que un hombre pierda su estimado tiempo en ellas.

¿Porque seguimos comprando libros de hombres, trabajando en un mundo de hombres, con reglas de hombres (que nos discriminan y subestiman en el mejor de los casos), amando según el modelo romántico inventado por hombres, seduciendo a hombres con nuestro cuerpo y no con nuestra inteligencia, cuando acorraladas, tratamos de superar la barrera imposible con la que ellos elevan día a día un techo de cristal imposible de romper?

Porque seguimos creyendo, amando, y admirando más al hombre que a nosotras mismas. Seguimos ancladas en ellos por pura supervivencia. Nuestro cerebro reptiliano, como decía Claudio Naranjo, sigue dominando nuestras vidas haciéndonos creer que para sobrevivir o vivir plenamente necesitamos del hombre.

No es el hombre quién debe empezara a leer a las mujeres, porque no lo harán sin un fuerte estímulo que les provoque hacerlo. Y esa motivación solo se puede activar cuando las mujeres se unan entre ellas para trabajar conjuntamente en la creación de un mundo hecho a su imagen y semejanza. 

Olvidar compararse continuamente con lo que el hombre tiene y nosotras carecemos. Somos aptas para vivir como queramos vivir. ¿Porque no empezamos a hacerlo ya? 

Esta es una revolución que está por venir. Pero me temo que la mayoría de las mujeres prefieren seguir sumergidas en la queja y en el victimismo antes de reconocer que no han superado la fase atávica de complejo de inferioridad con respecto al hombre. Ese sería ya un buen comienzo. El resto vendría solo.   

No se pregunte porque no nos leen los hombres. Antes, pregúntese porque nosotras seguimos sin leernos, sin amarnos, sin respetarnos, sin valorarnos como seres humanos y no solo como féminas que han de vivir según ese rol. Pregúntese porque las mujeres son sus peores enemigas, llenas de culpabilidad, de miedo a sentirse vulnerables, de pudor hacia su cuerpo o desprecio hacia él, de una capacidad brutal para sufrir hasta perder la vida por alguien que las desprecia y maltrata, de responder con sumisión y obediencia ante el poder de un hombre que las mantiene económicamente o les ofrece una relación tóxica basada en el dominio y sumisión.....

Entonces se dará cuenta de como tan solo un pequeño círculo de mujeres intelectuales, ejecutivas, o con un nivel cultural alto y economía estable, no representan a la gran mayoría de féminas olvidadas y abandonadas principalmente por nostras.  

Porque resulta más fácil señalar siempre al hombre como foco perpetuo de nuestros males evitando así ahondar en nuestra responsabilidad femenina hacia otras féminas con menos suerte y que necesitan más que nunca de nuestra revolución para ser libres.   

Margarita Basi.